
Elecciones: las urnas de la bronca y las disculpas

Por Gabriel Machado Casas (especial para Sin Red)
Los pueblos se construyen a sí mismos, se acomodan a las circunstancias, a veces creen en algunos dirigentes, otras descreen, quieren vivir dignamente y progresar en la vida, tener familias, amor y salir a pasear los fines de semana.
No piden mucho más los humanos, no pedimos mucho más, ver crecer los hijos y que estudien y se formen, que las cloacas se hagan, el agua salga limpia por la canilla, poder ir al mercado, al cine y tener trabajo, que dignifica como nada en la vida.
No piden mucho más los humanos, aquí en Argentina , en Finlandia o en los lugares más recónditos del planeta.
Pero a veces como comunidades construimos personajes disruptivos, creemos en falsos profetas como los adoradores del becerro de oro en el pasaje bíblico y buscamos un atajo para calmar nuestra angustia ante los problemas cotidianos, en una economía y un mundo que se concentra cada vez más en los mega millonarios.
Los argentinos hemos elegido mal muchas veces y nos hemos arrepentido otras tantas, hemos tenido dictadores, deuda externa desde la independencia de 1816, embajadores ingleses antes, embajadores norteamericanos ahora, personajes de la farándula y militares de sangre y fuego, mezclados con algunos grandes dirigentes que el pueblo nunca olvida.
Pero somos mucho más que nuestras elecciones momentáneas y respondemos con bronca ante las fallas del sistema democrático y en la intimidad del cuarto oscuro pedimos disculpas por haber elegido mal antes de ahora.
Eso mismo ha sido la elección del pasado domingo 7 de septiembre.
Un llamado de atención ante tanta crueldad y desprecio colectivo por parte de un Presidente caricaturesco, rodeado de policías, custodios, guardaespaldas , círculos rojos , timberos económicos , represores y tuiteros de poca monta, que ha corrompido el Estado, instalado la violencia y ha impuesto una política económica de miseria colectiva y bicicleta financiera.
El gobierno está herido de muerte democrática.
Le toca a la oposición reunirse, debatir y sumar a una mesa común los grandes temas del país para que los humanos de Argentina vivamos mejor y dignamente.
Veremos si son capaces de hacerlo…